TechEd: Promesa incumplida

En 2014, una iniciativa abarcadora presentada por el presidente de los Estados Unidos, Barack Obama, dirigida a modernizar la educación pública mediante el uso de computadoras y otros equipos de alta tecnología en el salón de clases, se puso en marcha con la asignación de varios millones de dólares.

Tres años han transcurrido y, a pesar de que se ha hecho todo lo necesario, no se ven los resultados que todos esperaban: un mayor aprovechamiento académico en los alumnos y un alto nivel de innovación de parte de los profesores.

Transcurre el tiempo y surgen más preguntas que respuestas acerca de lo que debió haber sido uno de los cambios más necesarios y abarcadores en el sistema de enseñanza en las últimas décadas. He aquí algunas de las preguntas que siguen sin respuestas:
  • ¿Por qué una iniciativa tan bien financiada no ha logrado satisfacer los criterios de aprovechamiento académico superior y mejor desempeño de los profesores?
  • ¿Está ligada la innovación al uso de la tecnología en el salón de clases?
  • ¿Estamos siendo testigos de otro proyecto que beneficia solamente a los vendedores de equipos y programas de cómputo y no a los usuarios finales?
  • ¿Pudo haberse realizado el proyecto usando otras estrategias y mayor tiempo para completar la implantación?
Probablemente, cuando finalice el período de implantación del proyecto, las mismas preguntas continúen sin respuestas. ¿Será necesario que transcurran 5 años y varios millones de dólares en gastos para darnos cuenta que entramos de manera irreflexiva en el camino de la tecnología?

Increíblemente, otras industrias se han beneficiado del uso de la tecnología para realizar sus actividades, sin embargo, en el sector de la educación no se ha visto un impacto similar de acuerdo con el gasto realizado. ¿Qué le parece?

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